La apnea del sueño es un trastorno del sueño que afecta la respiración al dormir y que puede ser grave si no se trata. Los síntomas que uno mismo puede identificar son somnolencia durante el día, dolor de cabeza, sequedad bucal e irritabilidad, entre otros.
Los síntomas que otras personas pueden identificar en la persona con sospecha de apnea del sueño son respiración que se detiene y se reactiva, ronquidos fuertes y falta de aire, todos estos al dormir.
¿Qué tipos de apnea del sueño existen?
La apnea obstructiva del sueño es causada por el bloqueo del flujo del aire en las vías respiratorias superiores debido a la relajación de los músculos de la garganta.
La apnea central del sueño se produce cuando el cerebro tiene problemas para controlar los músculos de la respiración durante el sueño.
También existe la apnea central del sueño surgida durante el tratamiento, cuando la apnea obstructiva se convierte en apnea central del sueño al recibir tratamiento.
¿Cómo se diagnostica?
Se realiza un estudio del sueño para definir si se tiene apnea del sueño y qué tipo de apnea, y dependiendo de eso se canaliza a un especialista y se decide el tratamiento ideal para el caso.
La prueba en casa mide frecuencia cardiaca, nivel de oxígeno y patrones de respiración, mientras que la polisomnografía nocturna, realizada en una clínica del sueño, analiza la actividad de los órganos, respiración y niveles de oxígeno al dormir.
¿Cuáles son las opciones de tratamiento?
El especialista puede prescribir cambios en el estilo de vida para tratar y controlar la apnea del sueño, como son el ejercicio físico frecuente, higiene del sueño, peso saludable, dejar de fumar y limitar el alcohol y cafeína. Incluso dormir de lado, en vez de boca arriba, puede ser útil para mantener las vías aéreas superiores abiertas.
Por un lado, existen los dispositivos respiratorios que brindan una presión de aire constante para mantener la vía respiratoria superior abierta, ayudando a respirar al dormir. Por otro lado, los dispositivos orales son artefactos que se colocan en la boca para evitar que la vía respiratoria se cierre.
También está disponible la terapia orofacial para fortalecer y reposicionar los músculos de boca y cara. Y finalmente están las opciones quirúrgicas, como la extracción de amígdalas y adenoides, la extracción de tejido y avance maxilomandibular, estas dos últimas para agrandar la vía respiratoria superior.
Consulte a su médico.
Fuentes: